miércoles, 17 de octubre de 2012

Descubrimos Baena, ciudad del olivar y el aceite


“… Olivo solitario
lejos del olivar, junto a la fuente
olivo hospitalario
que das tu sombra a un hombre pensativo
y a un agua transparente,
al borde del camino que blanquea,
guarda tus verdes ramas, viejo olivo
la diosa de ojos glaucos Atenea
… y con tus ramas la divina hoguera
encienda en un hogar del campo mío,
por donde tuerce perezoso un río
que toda la campiña hace ribera
antes que un pueblo, hacia la mar, navío”
Antonio Machado


Descubrimos Baena, ciudad del olivar y el aceite, y como bien explica la historiadora Mª Carmen Jiménez Gordillo, “esta consideración no es una frase hecha ni un reclamo turístico, si no que significa la unión de una ciudadanía en torno a un producto de calidad que puede enarbolar con orgullo su denominación de Origen.”


Y es que nada más descender del minibús que nos deja en el hotel donde vamos a alojamos, el olor que se respira te transporta directamente hasta la inmensidad de los campos de olivos, es un olor que en un primer momento puede resultar fuerte, pero al que resulta fácil acostumbrarse.


Como nos explicó uno de los guías que nos acompañó durante el viaje, Baena queda situada en el centro de Andalucía, perteneciente a la Mancomunidad del Guadajoz y Campiña Este -a 62 km de Córdoba-, y cuenta con una población que sobrepasa actualmente los 21.000 habitantes.


Puedo aseguraros que la vida en este pueblo en verano desaparece hasta que deja de azuzar el Lorenzo al caer la tarde, y es que aquí el sol pega con rabia tostando todo lo que encuentra a sus paso, inclusive las aceitunas, por lo que se recomienda madrugar.



Torreparedones: Un tesoro por descubrir  




Una de las cosas que me dejo maravillada de Baena es Torreparedones, escaparate de la cultura baenera, puede presumir de tener en sus tierras uno de los tesoros más grandes que cualquier pueblo quisiera tener, el descubrimiento de sus antepasados.


A tan sólo unos pocos kilómetros se han hallado restos arqueológicos, algunos de ellos con más de 3.500 años de antigüedad, que atestiguan que hubo un asentamiento humano en este lugar al menos desde el II milenio a. C hasta el s. XVI.


Gracias a las excavaciones que se han llevado a cabo recientemente en esta zona se ha descubierto todo un asentamiento – posiblemente la Ituci Virtus Lulia citada por Plinio-, con su puerta de acceso a la ciudad, su foro, el castillo medieval, un santuario, e incluso un mercado romano, (uno de los escasos ejemplos de este tipo de edificios que se conocen en la Península Ibérica).


La mayoría de las piezas encontradas en Torreparedones se pueden ver en el Museo Histórico y Arqueológico Municipal, un edificio construido en el s. XVIII como almacén de grano y semillas y como bodega de aceite, que hoy se ha rehabilitado y conserva piezas tan impresionantes como los exvotos encontrados cerca del santuario de Torreparedones, y que esculpidas en piedra representan mujeres embarazadas implorando “un parto sin problemas”, el busto acéfalo tallado en mármol de un emperador romano, o estatuas zoomórficas, entre otras piezas.



El Museo del Olivar y el aceite





Otra de las visitas imprescindibles de este asombroso pueblo es el Museo del Olivar y el Aceite, donde de manera gráfica y audiovisual te explican desde  la elaboración del aceite, los diferentes tipos de aceite, las épocas de recolecta, hasta los múltiples usos del mismo.


 De hecho dentro de la sala principal se encuentra una almazara restaurada y en funcionamiento, en la que poder ver “in situ” el proceso y las fases de elaboración del aceite. “Se trata de un entorno educativo donde los visitantes puedan tener una experiencia, a través de sus cinco sentidos, que les permita acercarse y profundizar en esta trama milenaria de cultura, combinando el intercambio de conocimientos, con el desarrollo de actividades y la proposición de prácticas saludables”. 



Los Coliblancos y Colinegros


Una de las tradiciones peculiares que tiene Baena es la celebración de la Semana Santa que se caracteriza por la particularidad de sus cofradías y por supuesto por la indumentaria de las mismas.

Se llaman Coliblancos y Colinegros, y lo que les diferencia además del nombre, es el color de la cola de caballo que lucen como si de una coleta larga se tratara desde la zona superior del casco de latón y que oscila al ritmo y compás de los tambores por las calles de Baena. Gracias a estas tradiciones se han creado talleres que realizan artesanalmente y con extraordinaria calidad, el traje y el casco de judío, así como los tambores.


Otras fechas en las que merece la pena acercarse hasta esta ciudad son el 18 y 19 de marzo con la víspera y la procesión de San José, en mayo con la Exaltación de la cruz, y el segundo domingo del mes de junio con la Romería de la Virgen Blanca de la Alegría, El 16 de julio con las fiestas de La Virgen del Carmen, las calles de la Almedina se alfombran con serrín pintado de colores y se engalanan con macetas, flores y mantones de Manila, un espectáculo para conocerse.

www.baenacultura.es

Dichos populares:
Los ojos de mi morena, ni son chicos ni son grandes, son como aceitunas negras de olivaritos gordales.
El querer que te tuve fue aceitunero. Se acabo la aceituna y ya no te quiero.

Texto y fotos: ©Lady Pekimpac
(Se prohibe totalmente la copia de las imágenes sin poner el crédito)




miércoles, 26 de septiembre de 2012

¿Quieres patinar sobre hielo en Budapest?


Pista de hielo en la Plaza de San Esteban
Si te gusta patinar sobre hielo, o simplemente buscas llevarte una experiencia más de Budapest, acércate a alguna de sus pistas de hielo y ya veras como por lo menos te echas unas risas.


Si buscas una pista de hielo con encanto, es decir ubicada en medio de un mercadillo navideño, con un enorme árbol de Navidad en medio y la Básilica de San Esteban de fondo, Szent Istbán tér es la dirección que debes anotar.


Si por lo contrario prefieres una pista grande donde poder coger velocidad con los patines y amenizada por las tardes con la música de un Dj en directo, tu pista de hielo se encuentra en el parque municipal, en el distrito XIV de Budapest en  Olof Palme sétány 5.

Abierta en el año 1869 ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de los deportes de hielo en Hungría. Durante la II Guerra Mundial sufrió grandes daños debido a los bombardeos y estuvo cerrada durante algún tiempo hasta que Ferenc Paulheim empezó su reconstrucción. Esta enorme pista de hielo artificial en invierno es un enorme lago donde la gente pasea en barca.

Para llegar se puede coger el metro, los trolebús 72, 75 y 79, y además los autobuses 4, 20 y la 30.

      Pista de hielo del parque municipal

Fotos y textos Lady Pekimpac





jueves, 22 de marzo de 2012

Bienvenido a Los Cabos (Baja California)

Ha sido llamado un paraíso al final de la tierra, el hogar del arco de piedra, con temperaturas de entre 15 a 32 grados y una media de 360 días de sol al año, desde que se impuso en el mapa del turismo mundial, es el lugar de vacaciones preferido para americanos y canadienses y el destino premium de México.


Relájese, absorba la maravillosa naturaleza de Los Cabos y descubra en qué consiste este paraíso de aguas templadas y arena suave cuyo eslogan nos incita a dejarlo todo detrás, “Los Cabos, leave it all behind”.


A una hora y media de vuelo desde el D.F nos espera este idílico lugar en el que te reciben con una margarita entre las manos y donde se ha fotografiado a más de una celebrity de vacaciones. Portada de revista, seguro que la espectacular imagen de un arco de piedra por el que se filtra una puesta de sol con el mar como telón te es familiar, y es que el Arco del Fin del Mundo es todo un icono de esta región. 


Unos metros antes de esta original formación se encuentra otro lugar para perderse, la Playa de los Enamorados, donde el mar de Cortés y el Océano Pacífico se “besan” cuando sube la marea. Para llegar aquí súbase a una panga, pequeñas embarcaciones que funcionan como taxis y que les deje en este refugio de arena, pero tengan cuidado porque unos metros más hacia el Pacífico se encuentra la Playa del Divorcio.


Si llega en la estación adecuada, cuando las aguas del mar están mas calientes podrá incluso avistar ballenas desde El Corredor. Así se llama a los 29 kilómetros de playa que separan las ciudades de San José del Cabo y Cabo San Lucas y donde se ubican la mayor parte de los resorts de lujo que suelen ofrecer la posibilidad del todo incluido, además de cocina gourmet, una exquisita decoración y montones de actividades. En los Cabos no resulta nada difícil encontrar un hotel que satisfaga todas sus exigencias, lo único que tiene que hacer es buscar el que más se adapte al estilo y los servicios que más le gusten.


Para aquellos con un cupo diario de relajación y de sol y playa, han de saber que el campo de Baja California atrae también a los aficionados a las descargas de adrenalina. Póngase el equipo de buceo y salga a explorar naufragios, atraviese terrenos agrestes en un divertido “buggie”, aprenda a hacer surf o el paddleboarding, disfrute la experiencia de nadar con delfines, y practique el golf o la pesca deportiva.

La Noche


Tras la puesta de sol, y para los que todavía tienen ganas de más, existen básicamente dos opciones, o vivir la noche en Cabo San Lucas de pub en pub, pasando por alguna discoteca y después de cenar cerca de la marina, o bien algo más relajado y chic, como el pintoresco pueblecito de San José, de arquitectura colonial y cuyo centro histórico lo han transformado en el Distrito del Arte. Enfocado para los bolsillos más pudientes, las pequeñas casitas se han convertido en galerías de arte, donde una vez a la semana se invita también a catar vinos.


 Fotos y texto: Lady Pekimpac